Venciendo en hielos y desiertos
de cien planetas, superando
el desinterés general
por ti, "bueno de quinta fila";
llegaste a la última batalla.
Quizá -quien sabe- tu destino
era llegar a ser protagonista....
Pero no.
Algún don nadie disparó.
Ni siquiera te apuntaba,
tiró al montón.
Y cuando, lleno de valor,
dijiste "Rojo 4, preparado:
alas en posición de ataque"
las llamas horrorosas te envolvieron
deshaciéndote en partículas
incandescentes y fugaces,
parecido, al fin, a las estrellas
que surcabas en tu nave.
Ahora que los malos están muertos,
ahora que bongos cómicos
son sus cascos otrora aterradores,
ahora que altivos los supervivientes,
revestidos de fama, se lo quedan todo
-también la pluma sesgada
que escribirá tu historia-,
ahora yo no me olvido de ti.
Y -silencioso- te echo de menos
en el jolgorio de esta noche
triunfante en la luna de Endor.