Parece que Blanca Fernández Ochoa se suicidó en el monte con vino y barbitúricos.
Shakespeare puso el "tal vez" en boca de Hamlet como óbice a la decisión de terminar con "todo esto" recordándonos que, todo lo que lleva a alguien a suicidarse o si el suicidio vale la pena (de muerte) siempre será una inmensa duda para todos los que estamos vivos. ¿La desesperación (no quiero seguir sufriendo)? ¿La soberbia (no quiero estar con vosotros)? ¿El odio (no quiero estar aquí)? O simplemente la locura, que por un instante oculta una verdad incuestionable: nadie se ha dado la vida a sí mismo y nadie puede afirmar o sostener con solvencia que tiene algún derecho a quitársela.
En cualquier caso, si las causas últimas de un suicida pueden ser un misterio, no lo son sus efectos, en los que nunca puede encontrarse nada positivo, ni para el suicida, ni para su familia, ni para el resto de la Humanidad.
No es ningún final feliz.